miércoles, 19 de marzo de 2008

4to Encuentro de Formación Política

Viernes 7 de marzo de 2008

sintesis

Disquisición metodológica: La sabiduría política no se aprende en el aula. La ciencia política es muy particular se verifica en la práctica. Por eso una buena pregunta sería ¿la “nueva política”: cómo se traduce en la práctica? Las afirmaciones teóricas sobre la política son solo demostrables en la práctica de los sujetos que intervienen en ella, no como las “ciencias duras” a través de experimentación.

Las afirmaciones teóricas de la política se ven en el discurso, allí encuentran sus indicaciones principales de valor. Se probará qué ciencia política es valida en la medida que sirva en la práctica y que los ciudadanos le vayan otorgando valor a través de los acuerdos que construyen en su acción en la sociedad.

Por eso, el valor de la política pública descansa en una interacción de la gente involucrada con ella.

La frase “proyecto nacional” tiene poco sentido en este marco, porque presupone que hay una nación capaz de hablar con una sola voz, pero en realidad se habla en nombre de ella, no habla por sí misma. Entonces en toda nación las voces que hablan por ella son diversas y hasta pueden ser perfectamente opuestas. En democracia, en la política real hay proyectos que aspiran a ganar el apoyo de las mayorías, pero nunca pueden ganarse la totalidad de la nación.

Una política es menos política cuanto más secreta sea, la política es pública, si no lo es corresponde llamarla operación, lo cual quiere decir que sus protagonistas ya no expresan su voluntad sino que sólo obedecen a quien dirige (la “operación”). La verdadera política está en la gente, más, en las palabras de la gente. La política es palabra, es la palabra del anuncio sumada a la palabra de los hechos, entendida con ésta.

La presidenta de la RA dice “lo esencial de mi gobierno es el relato”, y esto es algo que le dé sentido a las cosas, a las acciones. El material de la política es la palabra… Decía Aristóteles: “La política es siempre retórica, discurso”. La palabra provoca que el que escucha tome decisiones y coopere o se oponga.

Pero hablar siempre es escuchar, sino la palabra sería ruido o música, en este sentido, para que haya política debe haber palabra y escucha, debe haber y hay entendimiento.

Entonces, ¿cómo pensar las cosas de la política?
No es lo mismo decir: “La desigualdad social es el principal problema del país” que decir “la desigualdad social es la primera prioridad política en el país”. La primera es una afirmación de cualquier persona que reflexiona sobre la realidad, la segunda es una frase política porque incluye una definición sobre la acción, una decisión.

Son dos niveles:
1) política verificada con la anuencia de la gente: POLÍTICA
2) política verificada con el cálculo sobre la adopción de decisiones concretas de expertos o asesores: GESTIÓN

DEMOCRACIA GESTIÓN
• De todos • De expertos
• Legitimidad política • Legitimidad tecnocrática


En el mundo moderno, todo político vive en contradicción permanente entre los aspectos políticos y los aspectos de gestión que tiene su actividad. Cuando esta contradicción se traduce en discurso, cuando se habla, se pone en palabras, se resuelve (si es posible decirlo así), es decir, la contradicción se abre a un resultado. No es una oposición negativa la que se da entre alma democrática y alma tecnocrática. (al decir de Max Weber: el político es aquel que aunque tenga todo y a todos en contra dice: “Sin embargo…”)

Actualmente el problema de la política en su relación con el habla y la comunicación es todavía más urgente y crucial que antes. Nunca hubo una cultura que tuviera tal apertura a los discursos y tal carga de información. El riesgo es sustituir el entendimiento en la comunicación por el acceso a la información. Una cosa es el potencial de información y otra es la comunicación.

Este discernimiento es clave para la política. Ya que no es erróneo pensar que la cantidad de información con la que contamos, en la vida social actual, permite que casi todo aquello que se necesita sea programable. La tecnocracia cree que es posible procesar todos los datos para poder tomar decisiones ajustadas exactamente al contexto y a la situación, sin embargo no existen programas que contengan a la contingencia de la vida humana, que resuelvan la impredecibilidad de muchos de sus comportamientos y la variabilidad no controlable de los factores importantes de cada situación.

¿Existe el clientelismo político? Hablar de él así, en general, como muchas veces se hace, es un mensaje ambiguo, que no cumple con las condiciones de rigor y seriedad que exige una ciencia política aceptable. La gente no está contratada por sus dirigentes, como para obedecerles sobre la base de que reciben un valor, como si fueran clientes. Aquellos a quienes –supuestamente- se “maneja” con regalos, compras, pagos… ¿no tienen capacidad de reflexión a pesar de que la demandemos?

Están surgiendo investigaciones serias en el Gran Buenos Aires, y ha pasado en Misiones, que demuestran que la tesis de un clientelismo mecánicamente programado y operado no es cierta. La gente no es programable y porque no lo es no es controlable. Aún en las condiciones de instrucción y cultura más difíciles, la gente reflexiona de algún modo. Por ejemplo, esto es así, en parte porque el modo de pensar de la gente es siempre en grupos, se concreta entre otros, se pregunta a otros, a veces cara a cara, a veces a través de medios de comunicación.

En el mundo de hoy los modos de la política hacen compleja la distinción entre política y técnica, democracia y tecnocracia. Por eso es importante el surgimiento y fortalecimiento de las políticas en red: la conexión y comprensión entre movimientos es uno de los factores que impiden actualmente la dictadura o los modos de control técnico con que actuaban las dictaduras.

Relación entre redes, poder y política: con la política en red, es más difícil identificar los núcleos de poder, dónde se encuentra la toma de decisión real, por ejemplo esto pasa con el flujo de circulación financiera.

El problema de la política mundializada es el relativo anonimato del poder, de las decisiones que se toman. Algunos teóricos complacientes con el neoliberalismo dicen que el anonimato mayor sería el de los flujos de comunicación, por lo que solo quedaría resistir sin esperanza (Manuel Castells) Una circulación tan rápida y fluida, como la existente en un país moderno, no permite luchar, solo resistir esas totalizaciones antidemocráticas.

Lo que no dice Castells es que si antes el poder era visible, hay historia y experiencia en la sociedad para darse cuenta y conocer cómo es ese poder y dónde residen sus núcleos determinantes. Las organizaciones sociales se darán cuenta de la invisibilidad actual del poder en su vida práctica y buscarán dotarse de medios para identificar los sujetos de poder. Esto daría espacio a una construcción social futura conjunta, compartida por aquellos que han hecho el esfuerzo con todos los otros que los apoyen.

En Chile en los 90 existió un equilibrio virtuoso entre democracia y tecnocracia (disminuyó la pobreza incorporando modernización del estado) pero eso se agotó en los últimos años y la tecnocracia abandonó la prudencia y, en la práctica, hizo desaparecer el alma democrática del gobierno chileno. Los partidos políticos perdieron la palabra, todo tiene sentido sólo por la economía. En Chile perdió presencia el discurso democrático, todo se mide a partir de costos- resultados, oportunidades, créditos, plazos.

En política (democrática) los juicios de valor de carácter moral - bueno o malo - no dicen nada, es una diferenciación irrelevante y “equivocadora”: mucho de lo que es bueno, para los que sufren y son marginados o explotados, lo hacen quienes son muy “malos” y mucho de lo malo, para ellos, lo hacen quienes son muy buenos. En política, los juicios de valor entonces no se refieren a la moral sino a la experiencia social, a su cultura y a la posibilidad de perfeccionarla de acuerdo a los criterios de amplitud que ella (la experiencia, la cultura) permite. La política busca siempre una amplitud no limitada para los acuerdos que persigue, es pública.

La visibilidad de la política requiere del esfuerzo colectivo, de mucha palabra, de mucha conversación. En Chile, el voto a Bachelet fue en contra del discurso tecnocrático, en contra del abandono de la preocupación por la democracia y la justicias social.
Se platea en torno a estos temas una discusión sobre el perfil y la “gestión” de Macri en la Ciudad.
La democracia cuenta con fundamentos explícitos y públicos en la idea de solidaridad, las cadenas solidarias entre pares. La tecnocracia tiene fundamentos filosóficos, al igual que la democracia, pero la tecnocracia no los explicita, los oculta.

Lo natural en política no existe, si alguien plantea algo como natural existe un algo riesgo de totalitarismo. (Ideología de la historia, ideología de la naturaleza – H. Arendt) P. Bourdieu: la fuerza del neoliberalismo es que tiene muchas razones que esgrimir.

lunes, 17 de marzo de 2008

3er Encuentro de Formación Politica

viernes 8 de marzo

sintesis

En política es necesario pensar siempre lo universal, uno no puede pensar localmente con eficacia si no piensa universalmente.

“La única verdad es la realidad” una gran frase usada por Perón que corresponde a Karl Marx, alerta de la necesidad del entendimiento de lo local (la realidad), pues nadie puede evitar pensar teniendo en cuenta cómo se piensa en el mundo entero o abstraerse totalmente de ese pensamiento, el cual heredamos por el sólo hecho de venir al mundo y hablar y escuchar.

En el mundo globalizado ya no es posible hacer una distinción entre lo local y lo internacional, no hay frontera entre lo local y lo global. La idea que tenemos de lo local es una construcción permanente, de todos los días. ¿Hasta donde vale la pena que seamos o nos creamos o digamos que somos distintos de otros?

Las palabras y los modos de hablar tienen identidad, tienen historia. En Bolivia, por ejemplo, ¿cómo distinguimos una cultura de otra sin adoptar decisiones que son políticas?¿Cómo se hace política en el Mundo de hoy?Redes, el mundo empezó a mundializarse (proceso que empezó hace mas de 500 años), hoy puede decirse que está todo en conexión, hiperinformado, hipercomunicado.

Es importante para la política darse cuenta de la diferencias entre hablar de globalización (idea física) y hablar de mundialización (idea humana, la atraviesa el lenguaje y la comunicación). Pues si el problema fuera físico, solamente, como se entiende de la idea de globalización, la consecuencia sería que tendríamos menos margen para la decisión y la voluntad política. Lo físico es natural, no depende de la acción humana que llamamos política.Los humanos siempre estamos insertos en relaciones de poder, hablar de mundialización es más propio en política porque justamente el tema de la comunicación no puede pensarse sin tener en cuenta esas relaciones.

En el mundo siempre hay conflictos de poder, hay algunos que imponen modos de pensar y actuar a otros y por eso hay conflicto y lucha, posibilidades de cooperar, buscar acuerdos y construir algo en común.Una mirada diferente sobre este tema de la importancia del acuerdo en la política es la que propone el teórico alemán (que fue nazi) Carl Schmitt: explica la política como relaciones de fuerzas físicas “eso hace a los culpables inocentes” pues todo lo actuado sería material, físico, no humano, no requeriría de acuerdos sino de fuerza (como toda cuestión material o física).

En sintonía con este pensamiento, Chantal Mouffe, que es una pensadora democrática, sostiene que la política es siempre conflicto, tensión y bloqueo, desconfía de una política que busca sólo el consenso con sus adversarios.Desde finales de los años 80, como triunfo del sistema capitalista, se presentan como sinónimos la comunicación y la información.

El pensamiento dominante sostiene que la información es el dato básico para vivir y existir individual y colectivamente. Generar y procesar información comienza a ser el aspecto de la realidad mas relevante, los humanos somos así concebidos como “programas” que al procesar, calcular y determinar racionalmente el uso de la información que recibe producen los “resultados” acordes con la situación.

Pero, aparte de que los humanos no somos programas sino sujetos o actores con pasiones y deseos o ilusiones, el problema práctico fundamental de esa idea es que la información que sirve o es útil es difícil de encontrar, no aparece en la experiencia directa de la gente.Los sistemas de información tienen de por sí barreras de acceso y además, como son de importancia para todos, también y en especial para el poder, son deliberadamente bloqueados para que no acceda cualquiera en cualquier caso. Y estos bloqueos, muchas veces, no están a la vista de cualquiera. Por ejemplo, el exceso de información produce desinformación, bloquea.El punto entonces es que para poder hacer política el conocimiento verdadero de la información empieza a ser un dato fundamental.

Manuel Castells: en La era de la Información describe cómo la información ha ido transformando la práctica corriente de la gente en todas las esferas de la vida y de la actividad social.La acción es un acto de voluntad, es poder para cooperar y convencer a otros, no es operación material o física (cuya lógica sería la de manipulación de una “cosa”). Comunicación y acción es poder.

La política implica el convencimiento, por eso acción es distinto a operación.En las redes de información que atraviesan el mundo de hoy el poder se hace anónimo. Primera vez en la historia de la humanidad que el poder se vuelve anónimo, ya que siempre era visible quienes se beneficiaban o tenían el privilegio de su uso (del poder).

Ahora los flujos de poder son invisibles porque son información que circula en redes codificadas.Lo importante es que siempre es posible hacer visible el flujo de poder, aunque requiera un esfuerzo de conocimiento que una persona sola puede no estar en condiciones de realizar. Y si se puede ganar visibilidad para el poder su puede detectar sus responsables reales y actuar en consecuencia

2do Encuentro de Formación Política

jueves 31 de enero de 2008

Síntesis

La política y el saber en política
Visión de la política como puente para transformar la realidad. Binomio que es una suma entre lo popular y lo político
El saber fue y es siempre cuestión de poder. El conocimiento como acción de examinar la realidad es definido socialmente y en esa definición se juegan relaciones de poder. Por lo tanto el conocimiento es restringido por quienes detentan el poder, pues es el modo privilegiado de asegurar la conservación del poder.

El saber en la política. Tiene dos formas de presentarse: saber que parte de la experiencia espontánea, de la acción, saber popular, y saber que depende de un conocimiento técnico específico, saber experto. La política se acerca a la democracia cuando no depende de un conocimiento experto sino del valor que se le da a la experiencia compartida por todos. La gestión en cambio sí requiere conocimiento experto. Cada vez que pensamos que no sabemos hacer política reproducimos, quizás sin quererlo, las formas hegemónicas de control social, porque reconocemos que el hacer política está lejos de nuestro alcance y, en consecuencia, sólo al alcance de algunos/as (privilegiados por nuestro propio modo de entender las cosas).

La política utiliza contexto y referencias para decir. Siempre hay cosas ocultas tras lo que se ve que no se pueden reconocer fácilmente, esto es, que requieren un esfuerzo de conocimiento que sólo algunos pueden realizar, pero es imposible impedir que la gente tenga experiencia y por lo tanto aprenda. En este caso, ese conocimiento surge de la comunicación y el intercambio de la gente.

Hablamos de redes porque no requieren expertos, no surgen de la academia ni de los laboratorios, generan posibilidad de acción y recursos que otras formas de experiencia política no contemplan. El conocimiento experto no garantiza el logro de los objetivos propuestos en una política, pues no puede abarcar toda la realidad. El logro de los objetivos de la política, aunque disponga de conocimiento técnico experto, requiere entonces una cooperación con todos los incluidos (en esa política), esto aportan su experiencia y los saberes que en ella han adquirido.

La cultura política es un capital social. El saber y el conocimiento que surge de la comunicación de la gente es de un valor democrático inmenso, permite generar hábitos para la organización de la gente, para la evaluación de las acciones de un gobierno, permite la circulación de ideas.

Por eso, para la democracia es tan importante la idea de “contra democracia” o del control que la gente corriente ejerce sobre las acciones de la política. La política depende de la experiencia de la gente para ser eficaz. El interés en despertar y participar es creado socialmente. Es importante estar atento a los efectos del poder en cualquier discurso político, la palabra legitima porque siempre es escuchada por muchos.

Ética y Moral
El régimen democrático no puede imponer una moral pues descansa sobre la idea de libertad. Toda democracia es plural, moralmente hablando. En política existe la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad, ambas entran en tensión, pero en la base de la política está la experiencia de la gente, el valor del saber popular y es este el que hay que hacer actuar, poner a la gente a discutir. Es allí (en la deliberación que la gente puede realizar cotidianamente de mil maneras) donde se juega la experiencia democrática y, allí, donde se valoran o no las “convicciones” o se determina si la política se ha hecho cargo se su “responsabilidad” o no.

Conducción política
Política es convencer, no es imponer. La conducción no debe descansar en la expertez sino en la política. En los modos tradicionales de hacer política el juicio político es determinante, ilusión de que juicio y realidad se corresponden, como si fuera un conocimiento científico que simplemente se aplica a cada situación particular, como si cada realidad fuera parte de un dogma general. Entender la política según este tipo de juicio lleva a la tecnocracia, solo son los entendidos quienes pueden conducir las decisiones. Otro modo de conducción es aquel que parte de un juicio reflexionante, parte de la situación particular y se ocupa de pensar en como será aceptada una decisión, busca consensos entre todos los implicados. El modo de conducción basado en un juicio reflexionante debe: Operar con la sociedad, ser una actividad muy cercana a la experiencia de la gente.§ Tener capacidad de comunicación no distorsionada, ser eficaz para comunicar genuinamente la propuesta.§ Empoderar a la gente, ser capaz de tomar decisiones que creen poder en la gente.§ Promover decisiones estables.

Red
El mecanismo de red es de partida democrático, opera siempre en lo real, lanza comunicaciones y decisiones buscando crear convicciones. Busca transformar los nodos, desacomodar, repensar para reconstruir y, de esta manera, ganar algo, agregar valor, obtener el bien que se persigue